Desde hace varios años, los empleadores estadounidenses pueden recurrir al programa de trabajo H-2A, el cual les permite contratar mano de obra extranjera para empleos no calificados o de bajos salarios por periodos menores a dos años. Este programa se estableció para proporcionar mano de obra en industrias en las cuales se registra una falta de mano de obra local, que son consideradas esenciales para el mantenimiento de la cadena de suministro alimentario.
A pesar de ser un programa regulado por el Departamento del Trabajo estadounidense, existen irregularidades que propician métodos de reclutamiento abusivos, fraudulentos y poco transparentes, así como falta de información para las personas trabajadoras en la toma de decisiones sobre su empleo u oferta de trabajo. Además, los lugares de trabajo se encuentran en pésimas condiciones.
Se ha detectado que la mayoría de las personas solicitantes de este tipo de visas son migrantes mexicanos: tan solo en el periodo fiscal 2020, se emitieron 213,394 visas H-2A, de las cuales el 92% fueron para mexicanos. [Salto de ajuste de texto]
Durante la pandemia por COVID-19, estas personas trabajadoras fueron consideradas como esenciales, sin embargo, los casos de trata y las violaciones a sus derechos fueron constantes:
- Horarios excesivos de trabajo
- Amenazas de reportar a autoridades de migración
- Negación o condicionamiento de necesidades básicas
- Falsificación de la oferta laboral/trabajo
- Amenazas de añadir a lista negra y bloquear trabajo futuro
- Retención de salarios
- Deudas y cuotas
- Limitar el acceso a servicios médicos
- Abuso emocional y verbal/ manipulación
- Monitoreo constante
Para prevenir la trata y violación a los derechos laborales, es necesario que las autoridades y organizaciones monitoreen las condiciones de reclutamiento, para que este sea ético, transparente y efectivo. Asimismo, los países de origen deben trabajar para asegurar que los reclutadores y agencias de reclutamiento estén debidamente registradas y reguladas y las condiciones de trabajo (lugar de empleo, nombre del empleador, pago, entre otras.) se entreguen a las personas trabajadoras en sus lugares de origen al momento del reclutamiento.
Muchos fraudes de reclutamiento se realizan en las comunidades de origen de las personas trabajadoras, lo que inhibe la facultad que estas tienen para evitar abusos, pues representa una amenaza real para ellas o para sus familiares. La mejor estrategia para combatir la trata y explotación de personas trabajadoras
migrantes, es implementar estrategias de prevención desde el reclutamiento, respetar sus derechos laborales y garantizar el acceso a los mecanismos de protección.
Es importante para las y los reclutadores llevar a cabo los procesos de buenas prácticas al momento de la contratación, ya que de ello depende que la trata y explotación de trabajadores disminuya.